Paella en el Morryssom
Jueves 14 de marzo (siempre se va con retraso en esto de actualizar la sección). Te levantas con ganas, por aquello de que es jueves y toca meterse de lleno en una nueva aventura arrocística en la ciudad. Pero la cosa mejora cuando llega la hora de tomar la gran decisión. Tras las grandes experiencias previas en el lugar rodeados de raciones y tapas, no se había considerado seriamente la posibilidad de ir al Bar Morryssom a disfrutar de su menú del día. Además, resulta que ese día íbamos a contar con la -gratísima- compañía de Edu, guardián, amo y señor del Celler Cal Marino. Todo listo y dispuesto para una jornada que estaba condenada al éxito.
Y allí estábamos a las 14:15h, contemplando como el Morryssom andaba a rebosar. Gente con caras de felicidad. Nosotros teníamos ganas de experimentarla. Y comenzamos a hacerlo de forma inmejorable, sentados en su terraza, probablemente una de las más codiciadas de la ciudad.
Tras un pequeño entrante/aperitivo previo a los dos platos que le siguen en este menú de tan solo 9€, tocaba el asalto a la paella. Ración muy correcta, fumet presente (en cuerpo y alma) y, aunque quizá se hubiese preferido un poco más de sal (algo muy personal), el arroz andaba en su punto y bien escoltado por unos buenos mejis y un sabroso animalito del que, a tenor de su imponente tamaño, no me atrevo a especular con su especie. Remate con unas albóndigas de ceps y un trato que, como siempre en el lugar, es una de las mejores partes de la experiencia. Con todo ello, no es de extrañar que encontrar sitio entre sus dos plantas y su terraza para disfrutar del menú del día no sea tarea fácil en el Morryssom.
Un nuevo éxito. Una nueva alegría. Sigamos para bingo.
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