Antiga Casa Trampa
Recuerdo que, recién mudado por allá en el 86 a lo que ahora llaman muy modernamente el upper diagonal, una de las primeras excursiones familiares que se convirtió en tradición consistía en subirse al coche y plantarse en Vallvidrera, pueblo prácticamente residencial por aquel entonces, que en este ahora sigue teniendo el privilegio de tener una de las vistas más clásicas de Barcelona. Y más bonitas, poca discusión admitiría yo al aserto. Con los años aquella costumbre se perdió en frecuencia. Por suerte no en intensidad.
Que esas experiencias pervivan siempre en el recuerdo tiene una base realmente consistente. Se podría decir que la plaza del pueblo la preside majestuosamente (en el nº 3) ese motivo: l’Antiga Casa Trampa, fundada en 1882. Ahí es nada.
Como todos los lugares fundados por aquella época, desde su fundación la Trampa ha sufrido sus cambios, pero ha mantenido su esencia prácticamente intacta. Casa de comidas en la actualidad que sirve sus abundantes raciones en bandeja metálica a un precio realmente apetecible. Así, al buen tun-tun, si les gusta deberán acudir varias veces para probar su ossobuco, su pollo relleno, su estofado, sus macarrones, la ensalada de la casa o uno de sus emblemas: los guisantes con jamón. Aunque ya no forma parte de la experiencia de uno, los sabios cazadores del Morro Fi afirman que el menú, de 9€, es merecedor de alabanza. Ya se percibe al entrar, los pucheros andan a la vista para que tu cuerpo y mente se dispongan a hacer lo que toca en este tipo de excursiones: dis-fru-tar.
La memoria, las -buenas- costumbres y sus virtudes. Ante casos así solamente hay pros y no contras.
Por y para ustedes. ¡Salud!
P.D. La foto de la entrada del local pertenece al post del Blog dels del Morro Fi, que con tanta foto a la comida uno se olvida de lo esencial.
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