Plaza de Puerta de Moros, 4.
L5 (la verde) La Latina.

Tras un experimento en pruebas desde hace ya un tiempecito tontorrón,  concluyo -no sin miedo a equivocarme- que no creo que sea posible ir a la capital del reino y volver con un suspenso. No al menos si hacer un alto en el camino incluye acercarse al Juana la loca de La Latina (libre y tropical) y echarse para dentro un pincho de tortilla para adentro. Lo que viene siendo entre pecho y espalda.

Cebolla confitada y -diríase que- pimienta blanca, para servirle a ustedes

La cosa suele ir de bajarse en el metro de La Latina e ir directamente para allá. Pincho, caña. Espada desenfundada. Show time. Unos torreznos en Casa Revuelta tampoco son tontería o antes o después. Todo depende del sentido de la marcha. Madrid asusta pero se deja querer con un par de dedos de frente (nunca se pidieron más). Y eso es siempre algo a no olvidar.

En breve, novedades en el bloJ. Salud!

Antes de que se me olvide (esto de liarse a escribir tiene eso de que te despistas muy tontamente), unas cosicas tontas. La traducción al euskera no es literal, se siente sinceramente el retraso en actualizar el blog y, por último, la culpa de casitodo este post es del puto amo Tiriti. Hicieron falta varias largas jornadas de laborioso y duro pintxo pote en Bilbao para hacer frente a tan solo un 60% de sus recomendaciones, de las que esencialmente se nutre este post. Dicho esto, vamos a lo que vamos que, si no, esto se alarga.

Bilbao probablemente sea, a estas alturas de la película y por un montón de -aburridísimas- razones, una de las localidades a las que más cariño le tenga, de ahí que no haya podido resistir a dedicarle un rato a escribir sobre los garitos en los que uno se ha petado por esos lares. Y de lo lindo, todo sea dicho. Sin orden y sin concierto. Una recopilación muy a lo loco, que es como se vive mejor. Read more →

No sé si tiene que ver con la reciente visita de ilustres almerienses a la ciudad o bien con que me he topado con el borrador de la entrada con la misma fecha en la que la primera entrada fue publicada, pero la cosa es que, tras meses sin acabar de rematar la jugada, ya tocaba poner fin a lo grande de petarlo en Almería. Se dijo que se continuaría y a eso vamos, a cumplir con la palabra dada.

Por si no hay ganas de entrar a leer la primera parte, una breve sinopsis: festival en el Felipe de Carboneras, tapas estupendas en La Bien Pagá y remate mojamero en la Bodega Ajolí. Y a dormir, que la cosa no fue tontería y lo que estaba por venir era tremendo.

En la mismísima calle Altamira se encuentra el Café Altamira, en el que por un par de cañas frescas (de las que salvan insolaciones) cayó un ajoblanco con bonito y una racionaca de pincho moruno del que podría alimentarse media ciudad. Una maravilla de lugar no Read more →

Carrer Unióº, nº 24 (esq. Buenos Aires)

L’Hospitalet de Llobregat

L1 Santa Eulàlia

Tuvo que ser el 8 de marzo de 2010, día en que cayó una nevada en Barcelona -seguramente- orquestada para preparar la candidatura a las olimpiadas de invierno en que, al acabar con la faena, un auténtico experto en rastrear garitos comme il faut sugirió «ir al gallego», a tomar algo. Ciertamente estábamos ante una nueva prueba de que el olfato de quien nos guió hasta el O’Curruncho estaba en plena forma. Gran jornada y gran recuerdo de la misma. Pero ahí quedó la cosa.

Read more →

Aprovechando los últimos rayos de sol de verano del 2011, se tuvo la suerte de disfrutarlos alejados del cuartel general. No sólo recomendable, sino muy necesario. 800 km más tarde. Almería. Gustazo de haberla conocido. Especialmente porque en un momento u otro se volverá a disfrutar de ella. Y espero contar con el ciceronismo que se le presupone -y del que no se duda- a Curro, gastrónomo local. Ha parido, entre otras, El Majao y Recetas en tres acordes. Un fenómeno el tío.

Read more →

Recuerdo que, recién mudado por allá en el 86 a lo que ahora llaman muy modernamente el upper diagonal, una de las primeras excursiones familiares que se convirtió en tradición consistía en subirse al coche y plantarse en Vallvidrera, pueblo prácticamente residencial por aquel entonces, que en este ahora sigue teniendo el privilegio de tener una de las vistas más clásicas de Barcelona. Y más bonitas, poca discusión admitiría yo al aserto. Con los años aquella costumbre se perdió en frecuencia. Por suerte no en intensidad.

Read more →

Siguiendo en la línea de hablar de irreductibles galos en la localidad de Lloret de Mar, tras la estela dejada por el restaurante Ca l’Enric y su divino pollo, en esta ocasión toca hablar de un local que es una auténtica referencia en el pueblo, tanto por su tipo de cocina como por la filosofía del lugar en sí.

Read more →

Desde que tengo uso de razón no ha habido verano en el que no viese como mi estimado pueblo, Lloret de Mar, no apareciera en televisión por una u otra razón que, en general, podría ser catalogada como no muy positiva para el que fuera -y es- un precioso paraje situado en el mismísimo comienzo de la Costa Brava (con permiso de Blanes). A pesar de algunos -supuestos- intentos de mejora, la cosa parece no mejorar en demasía. Pero no todo es malo. De hecho hay varias cosas interesantes en la localidad y sus alrededores que se les puede atribuir orgullosamente a sus habitantes.

Read more →

Es posible que esta entrada pueda estar de más por ser ampliamente conocido el lugar del que trata. Pero en la medida de que sirva, aunque sólo sea a algún despistado, para dar a conocer esta institución vermutil, ya vale la pena.

A lo largo de nuestra existencia, quien más quien menos se ha topado, en el momento del aperitivo o vermut, con una salsa que acompaña a los berberechos, a las olivas, a las anchoas o incluso a las patatas fritas (las conocidas como «de bolsa», se entiende). De color rojo pimentón y con un sabor tan característico como único, la salsa Espinaler ha estado, está y -espero- estará presente en las mesas, de bar o de casa, en las que compartimos buenos momentos junto a los nuestros.

Read more →

La Costa Brava. Ese territorio que vive entre lo delicioso del paisaje de la Costa Brava y la continua pérdida de crédito a la que la han sometido una serie de circunstancias que, de forma paralela a lo ocurrido con la paella como producto gastronómico, no va a ser fácil de recuperar.

Y si, en positivo, la Costa Brava es recuperable, lo es gracias a auténticos bastiones locales como el Terrassans de Blanes, la puerta de esta zona costera estimada, seguramente, por aquello de que el roce hace el cariño. Allí llegué gracias a la recomendación de Sergi, un excompañero de equipo del que se tiene la fortuna de ver, aunque sea con cuentagotas.

Read more →