Con retraso de casi una semana desde que lo visitáramos, pero no por eso se puede olvidar de la grata sorpresa que fue salir de escapada arrocística a uno de nuestros predilectos, el Bar Restaurante Gelida.

Debe decirse que, a pesar de que el Gelida no es un restaurante de menú, como en el caso de la Bodega d’en Rafel la suma de sus platos y bebida difícilmente supera los 10 euretes. En el caso que ahora nos ocupa, el precio del plato de paella es de 3€. Buenas vibraciones al sentarnos one more time en este templo del comercio y el bebercio, pues no olvidemos que el Gelida cuenta con uno de los mejores vinos a granel de la ciudad en RCP; o, al menos, eso nos parece. En caso contrario, todo es seguir investigando, no se preocupen ustedes.

Pero vamos a lo que vamos, la paella del Gelida fue un nuevo acierto. Como tuvimos a bien llegar puntuales a la hora de la salida del plato, el arroz estaba en su punto (¡bien!), hecho en un fumet -seguramente- bien nutrido, pues tanto el olor como el sabor del arroz alimentaban. Así, stricto sensu.

Y aunque no estaba de parranda, lo que sí podemos asegurar es que el arroz, de muerto, ni hablar. Acompañado por pulpitos, costilla, sepia (¿o quizá calamar?), gambas y unos guisantes bien simpáticos, nos volvimos a felicitar mutuamente por la suerte de haber descubierto otro posible destino para darlo todo con un plato de arroz delante. Tanta fue la felicidad, que a la paella le siguieron unas de sus estupendas galtes de porc y un bacallà amb tomàquet. Y un digestivo para bajarlo todo, que el hecho de que la paella venga de primero los jueves nos empuja a ello.

Más (¿y mejor?) en la próxima entrega de Paella Hunters. Salud.