Antiga Casa Trampa
Recuerdo que, recién mudado por allá en el 86 a lo que ahora llaman muy modernamente el upper diagonal, una de las primeras excursiones familiares que se convirtió en tradición consistía en subirse al coche y plantarse en Vallvidrera, pueblo prácticamente residencial por aquel entonces, que en este ahora sigue teniendo el privilegio de tener una de las vistas más clásicas de Barcelona. Y más bonitas, poca discusión admitiría yo al aserto. Con los años aquella costumbre se perdió en frecuencia. Por suerte no en intensidad.