Topik. Cualquier resistencia es en vano.
Seguramente ya les haya dicho alguna vez que en Cultura Gastro se cuenta con la inestimable presencia de David, el culpable (por lo mucho que se peca a su costa) del blog La Hora del Bagel y el que verdaderamente me chifla de él, El Comedor de Patatas.
Hecha la -necesaria- introducción, toca decir que, a pesar de que la línea de la sección no va por el camino de andar comentando polémicas o debates de actualidad, a veces hay que pasar, aunque sea de puntillas. Hoy voy sin más rodeos, que tampoco se trata esto de andar escribiendo cartas abiertas. No me gustan los talibanes; y en especial los de la paella, arroz acompañado o la-forma-que-se-prefiera-para-denominarla. Quizá parto de un error de concepto, pero estoy dispuesto a bajarme del burro con argumentos, no con imposiciones.
Bien, como les iba diciendo, el estimado David sugiere, cuando considera oportuno, visitar el Restaurante Topik. Eixample que él domina muy bien pero que, no hasta después de varios intentos, se visitó en su compañía (afortunadamente, no por primera vez). Ahora que no está delante, aprovecharía para decir que había algo que me hacía reticente a ir, sin alcanzar aún a saber qué. Resistencia, en todo caso, carente total y absolutamente de criterio. El cartel lo completaron Edu de Celler Cal Marino y Loreto, canaria de pro recién vuelta a su tierra tras años en Barcelona repartiendo buen karma.
Y allí estábamos, un 18 de abril. Jueves de rigor. El Topik, que se encuentra en carrer València, 199, cuenta con un maestro arrocero (licencia del autor) muy potente. Menú de 13€ (disculpen, pues la cifra se recuerda vagamente) con paella de primero y galta de porc como segundo. Ojo peligro.
Pese a que no se dejó reposar para la foto (el ansía/adicción es lo que tiene), estábamos ante un arrocete seco y en su punto. Fumet con garbo y dos invitados en el plato: nécora y conejo. Es posible que no siga el rectius de la paella original, pero es probarlo y rendirse. La fama es de correcta adquisición. No hace falta decir mucho más, salvo que el remate de la galta de porc y la buena compañía hicieron el resto. Listón bien alto tras esta jornada.
La última vez que se opone resistencia (aunque sea involuntaria) a una recomendación de David.
¡Salud!
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