Si bien en la anterior edición de esta sección tuvimos sensaciones dispares, en esta última ocasión la cosa va de segundas -y merecidas- oportunidades; porque ya se sabe que no todos los sitios que uno pise tienen su mejor día. Hasta que lleguen los robots al mundo de la restauración, la realidad es que tanto comensales como taberneros somos humanos y, excepto casos como el del camarero del Lavanderu de Gijón, los errores puntuales merecen ser considerados lo que en realidad son: errores. Drama el justito, que será que será que vamos faltos de ello.

Y seguramente por eso y porque no había mucho tiempo para desplazarse a otro lugar más cercano con menú paellístico, repetimos aventura en la Taverna de Jon, en carrer Avenir, 57. La regenta Jon, a quien además frecuentemente visitamos algunos miércoles para encontrarnos con amigos de aquellos que no te despegarás pase lo que pase. Lo suyo es cantidad a 10 € el menú. Y si te ve con ganas de más y tiene más comida, no duda en ofrecerte repetir. Él quiere que te sientas acogido en su casa y, desde luego, lo consigue. Excepto si le habláis mal del Athletic de Bilbao; ahí se toca hueso.

En lo paellístico, la única experiencia con Jon hasta esta edición fue algo decepcionante, no porque el plato no tuviese espíritu, sino porque el grano era de arroz «brillante» (ese que publicitaban que no se pasa, ignorando sus usos) y, sin ser un plato de dejar a medias, nos dio bajonazo. Así pues, en esta segunda ocasión no las teníamos todas con nosotros. Y más llegando a las 15h a comer un menú del día. Nos veíamos protagonizando un Sálvame Deluxe especial «maltratos alimentarios» con algún contertulio acercándonos pañuelos para secar nuestras lágrimas de cocodrilo.

Y llegó la sorpresa. Una señora ración de paella con fumet y bichos por un tubo (Jon no entiende de medias tintas). El arroz, teniendo en cuenta que era la hora que era, no estaba pasado. Alegría entre los comensales. Por habernos resarcido de la anterior experiencia. Y por Jon, porque se nota que es del Atheltic.

Benditas segundas oportunidades. ¡Salud!