Bodega Pàdua
Carrer de Pàdua, 92.
FGC Pàdua. L3 Lesseps.
1949. Como tantas otras bodegas de la ciudad en aquella época, la Bodega Pàdua abrió con el modelo de venta de vino a granel, tanto para recoger como a domicilio, todo en pos de tener a Sant Gervasi bien surtido de líquido a disfrutar. Como algunas, la Pàdua, con el paso de los años, cambió de rumbo y acabó convirtiéndose en lo que es en la actualidad, un bar-restaurante que atesora en sus paredes años de historia de los que sus amos y parroquianos pueden estar orgullosos.
El guardián de semejante museo (con permiso de Jordi y Ruth) es Ricky, el loro de la bodega, quien no duda en saludar a los que acuden a ponerse finos bien sea con el surtido de tapas locales como con sus distintos y abundantes platos. Cocina sencilla y efectiva, sin experimentos y siempre servida en la mesa con cariño.
Cabe decir que la Pàdua había sido objeto de una deliverada, irracional y boba negativa a entrar similar al caso de Cal Papi, pues siempre que se pasaba por delante se acababa en la Bodega Josefa con vistas a empujarse alguno de sus deliciosos arroces y/o paellas de jueves. Desde que se decidió entrar a probar (redención gastronómica en toda regla) cuesta decidirse por papá o mamá aunque, en todo caso, la alegría es doble: en un espacio de pocos metros se puede disfrutar de dos garitos de impresión.
¡Que aproveche!