Club Petanca Carmelo

  • Barrio:
    Carmelo - Turó de la Rovira
  • Interesa:
    Oreja, Callos, Olivas, Quintos frescos.

Carrer Gran Vista, 27
L5 Carmel

Un buen día de 2009 (creo) recibí una llamada. «Te paso a buscar. Coge las llaves de la moto que nos vamos a dar un paseo. Vamos a ver Barcelona». Vaya, nada había oído en mi vida con tan poca concreción como ir «a ver Barcelona». Pero la gracia de salir de paseo con Santi es esa, que vas a ver Barcelona. Lo mismo toca ir a un museo que formar parte de un episodio de callejeros.

Motos en marcha y él -lógicamente- tomando el liderazgo. Ya íbamos por la Plaça Santllehy cuando pensé que lo que él quería era tener una excusa como otra cualquiera para ir a ponerse fino al Delicias. Ni que decir tiene que con eso había más que para conformarse. Pero no, pasamos de largo mientras mi estomágo se preguntaba por qué se perdía la oportunidad de degustar sus patatas suizas. Resultó ser que íbamos tan solo un poco más allá, al Turó de la Rovira, a conocer las baterías antiaéreas de la resistance en tiempos de guerra y un barrio tan repleto de casas construidas por sus propios habitantes como de problemas con el ayuntamiento derivadas de la parcelación de la zona.

Entre esa magnífica y curiosa parte de Barcelona se encuentra el Club Petanca Carmelo. Sí, tal y como se lee. Un club de petanca en el que, además de poderse disfrutar de campeonatos jugados en varias pistas (zona de jurado/presidencia included) cuenta con un bar para que propios y extraños disfruten mientras disfrutan del deporte del boliche. Si bien cuentan que el bar estuvo cerrado durante un tiempo, hace unas semanas, en otra disfrutadísima excursión motorizada de visita a la zona, se tuvo el placer de comprobar que estaba abierto. Lagrimones de emoción.

En el Club Petanca Carmelo hay de todo. Desde tapas contundentes como callos, morcilla, chorizo u oreja a otras más ligeritas como olivas (las partidas lo parten, válgame la redundancia) y patatas fritas con las que acompañar el momento aperitivo. También hacen bocadillos que, a pesar de que no los hemos probado, diríase que no pintan nada mal. De acompañamiento unos quintos bien fresquitos y arreando, que es gerundio. Todo a precios de auténtico chiste como, por ejemplo, una ración de oreja, una contundente de olivas y un par de quintos por 4,90 €. Si a eso le sumas que el ambientillo petanquero viene incorporado, podríamos decir que estamos ante uno de los garitos preferidos de quien os escribe.

Ir a ver Barcelona. Tan fácil como eso.

¡Salud!

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